Habíamos quedado el Martes 2 de Marzo para salir al día siguiente. No era normal que saliésemos un día laborable de ruta, pero es que ya llevábamos 3 intentos de salida durante los fines de semana anteriores y siempre estaba lloviendo.
El mismo martes entre Maikel y yo planificamos un poco la ruta y preparamos algunas herramientas sobre la moto para el día siguiente, unos parches, unos desmontables por si acaso, un bomba… etc.
A las 9 de la mañana del Miércoles, con la misma puntualidad de siempre nos encontramos en la base Maikel, Tito Paco y yo, para hacer la ruta del día. Maikel y yo sabíamos más o menos donde queríamos ir, pero no así Tito Paco que puso cara de extrañeza al ver las herramientas encima de la moto: «Esas herramientas para qué son?»… – Por si acaso.
Eran las 9:30 de la mañana cuando decidimos arrancar las motos, en esta ocasión nos marchamos con «Maribel», «Brendy» y «La nueva», como siempre una vueltecita de rigor por nuestra localidad para calentar motores y la parada en la Gasolinera de «Los Molinos» donde repostamos y revisamos la presión de los neumáticos antes de salir.
Directos para Benalup:
Nos pusimos en marcha rumbo a Vejer por la antigua carretera paralela a la Autovía, La Nacional 340, el día amaneció con mucho sol, por lo que presagiábamos que la ruta iba a resultar estupenda. A las diez y cuarto de la mañana ya estábamos en el cruce de Ignacio Castro, donde pusimos rumbo hacia Benalup por la carretera de Medina Sidonia.
No tardamos mucho en llegar al cruce de Benalup donde acompañados por la linde de «Las Lomas» recorrimos un buen trayecto cuando nos ocurrió algo inesperado: habíamos perdido a Maikel con su «Brendy» de la visión del retrovisor. Tras aminorar la marcha y después de un tiempo esperando, al ver que no lo veíamos decidimos dar la vuelta para ver que ocurría.
Ya pensábamos que habíamos sufrido una avería y la ruta se nos estropeaba, pero… Maikel apareció con cara de sorpresa diciéndonos: «pero donde vais¿?¿?»
Llegamos a Benalup para desayunar nuestro café con tostadas y comentamos el incidente: nunca supimos que ocurrió con la montesa de Maikel, tal vez una «perla» en la bujía o quizás una burbuja de aire en el circuito de gasolina.
El caso es que después de desayunar yo ya sólo hablaba con Maikel acerca de la carretera que debíamos escoger para nuestro secreto destino. Tito Paco ponía cara extraña ya que no era habitual para él hacer rutas tan largas y lo llevábamos un poco engañado.
Rumbo a Puerto Gáliz:
No era la primera vez que íbamos desde Benalup hacia Alcalá de los Gazules, volvimos a tomar la misma carretera que nos pareció una travesía estupenda. Concretamente es la carretera A-2228, un buen camino en el que se alternan curvas y tramos rectos donde poder poner a prueba suspensiones y motor de nuestras Impalas.
Rodeados de naturaleza y con unas vistas inmejorables es una carretera que gusta recorrer a un paso no más de 80 Km/h a lo largo de sus 20 Km. En el camino nos encontramos con los operarios que limpiaban las cunetas, que nos saludaron a nuestro paso escuchando como las montesas se alejaban.
Llegamos a Alcalá de los Gazules en cuestión de pocos minutos, la subida se nos hizo muy corta, contamos con una segunda velocidad que para nada nos resentimos de las pendientes de la subida, ya lo sabíamos, era la segunda vez que llegábamos al Restaurante «La Cabaña»
Parar en el Restaurante «La Cabaña» es garantizarte una buena Tapa de venado, como la que pedimos, aunque Tito Paco se decidió por un Café, ya entonces su carácter se había torcido un poco más y mostraba un semblante más serio, aún no le habíamos revelado donde íbamos.
Un poco antes de las doce de la mañana arrancamos de nuevo y llegó la prueba más dura del trayecto, subir a puerto Gáliz. Es una carretera bien conocida por todos los moteros amantes de las buenas curvas y de las carreteras no aburridas. Pensábamos que sería cuestión de ir intercalando la primera y segunda velocidad todo el trayecto, pero nuevamente la Montesa Impala volvió a dar la talla en estas situaciones.
Sin ningún problema por falta de potencia ni ningún contratiempo, en algunos tramos en segunda velocidad y en otros en tercera llegamos a Puerto Galiz para ver a nuestro amigo Fran, un compañero a quien no puedes dejar de visitar cuando pasas por esa carretera. Amigo desde hace años que siempre nos acoge con el mismo buen humor.
Parando las motos en la puerta de la venta, ya había estallado de coraje nuestro compañero más veterano. El Tito Paco se bajó de la moto con vena hinchada, la cara de mala leche y unos ojos de diablo diciendo: «Ya no me dais más coba ustedes, ya no vuelvo a salir con vosotros, no vuelvo a coger la moto hasta que no llegue el verano!!»
Maikel y yo nos miramos con cara… de sorpresa forzada, para que no se nos enfadara más, «pero hombree,,, disfruta de la ruta».
Era cierto que subiendo a Puerto Gáliz la meteorología había cambiado, el cielo se puso gris y había bajado bastante la temperatura, por no decir que casi nos llueve porque ya iban cayendo gotas. Él se quejaba del frío que sufrimos en el camino, y con razón.
Suerte que en ese momento salió Fran a recibirnos y cambió un poco el rumbo de la conversación, jaja.
Venta Puerto Gáliz:
Un punto de referencia para todos los Moteros. Queda constancia de todos los Moto-clubs que pasan por allí ya que no es difícil encontrar pegatinas de los clubs en sus alrededores.
Hablar de Venta Puerto Gáliz es hablar de un buen restaurante donde poder degustar la gastronomía de la sierra Gaditana. Situada en el Km 65 de la carretera Jerez-Cortes es uno de los mejores lugares para hacer tu parada si vas de ruta. Un establecimiento que cuenta con las mejores Valoraciones de Tripadvisor y con multitud de buenas reseñas.
Llama la atención la personalidad Fran, que con un trato familiar siempre te sorprende con las mejores recetas de alguien que ha estado siempre entre fogones. La mejor carne de Caza: Venado, Jabalí, Conejo puedes encontrarla en Venta Puerto Gáliz.
Siempre he ido en invierno, y es un placer sentarse a comer en la mesa del salón junto a la chimenea que con leña de olivo perfuma el ambiente de un establecimiento con mucho sabor a cocina tradicional.
Nuestro aperitivo fue una tapa de Jabalí con un vino tinto que supieron a gloria, aunque Tito Paco se decidió por una copa de Pedro Jiménez para quitar un poco el frio y su descomunal enfado, menudo cabreo pilló.
Antes de irnos Fran nos aconsejó que fuésemos al Pantano de los Hurones, que llegar allí por la bajada de la carretera iba a ser un trayecto agradable que nos introduciría en parajes de otro país. Muchas Gracias Fran por tus recomendaciones.
El Pantano de los Hurones:
Son 28 Km los que hay que recorrer para llegar desde nuestra última parada hasta el pantano de los hurones por la A- 503. Es una bajada donde las curvas forman parte de la diversión en el trayecto.
Llegando al pantano de los Hurones lo primero que encuentras es una edificación antigua en estado de abandono, se trata de un hospital antiguo que se construyó en los tiempos que las obras de la presa del Pantano de los Hurones se estaban realizando. Una parada en ese lugar para estirar un poco las piernas sin pensar en el paraje que nos íbamos a encontrar a continuación.
Después de la curva a izquierdas, dejando el hospital atrás fue nuestra gran sorpresa, sólo tienes que atravesar un puente con cierto encanto para adentrarte en una pequeña población construida para los trabajadores que realizaron la obra de la presa en aquellos tiempos.
Como nos dijo Fran, era como entrar en otro país. Tiene una Iglesia con un campanario que forma parte de los atractivos de las fotos que podéis hacer en ese lugar. Las casas son de pequeña altura y en plena naturaleza con un encanto especial. Todo muy bien cuidado y en un remanso de paz que bien podría ser el lugar perfecto para unos días de relax.
Un señor que se acercó a ver las motos nos contaba que el pueblo se hizo con el fin de no desplazar a diario a sus hogares a los operarios que construyeron el pantano, en su día contaba con una población de más de mil personas.
Vuelta a casa:
Después de nuestra parada en el Pantano de los Hurones decidimos no extendernos más en nuestra ruta y emprendimos el camino de vuelta, de modo que seguimos en dirección Jerez hasta desviarnos en San José del Valle, donde decidimos hacer otra parada en la Venta Duran. Fue allí donde comimos entre algunas carcajadas provocadas por el enfado de Tito Paco: «Yo pensé que íbamos a ir a Naveros» o cerca… a lo que Maikel respondió: «Si, no te preocupes,,, que vamos a pasar por allí»
Eran las cuatro y media de la tarde cuando arrancamos nuestras Impalas rumbo a Paterna por donde pasamos sin parar hasta llegar a la Gasolinera en la entrada de Medina Sidonia. Repostamos de nuevo para tener la tranquilidad de saber que llegaríamos a la base.
Con el fin de satisfacer los deseos de Tito Paco después de pasar por el centro urbano de Medina Sidonia nos pusimos en dirección a «Los Naveros» donde hicimos nuestra última parada tomando un café antes de regresar a nuestro garaje.
Llegamos a las seis y media de la tarde después de pasar un día Genial que siempre recordaremos como una de las mejores rutas que hemos hecho, aunque también prometimos que la próxima vez iríamos más preparados con ropa de moto para estas ocasiones.
Montesa Impala: 240 Km más de Fiabilidad en la carretera.